La Virgen de los Pecados

Libro en tapa blanda, 420 paginas. Impresión vintage.

Muchos años después, cuando Amanda ya era venerada como la Virgen de los Pecados y su nombre se pronunciaba en susurros en los barrios más pobres de la ciudad, todavía había quienes juraban haberla visto de niña, con el vestido raído y los pies descalzos, llorando frente a una estampita que parecía mirarla con ojos vivos. Desde entonces se dijo que estaba destinada a la santidad o a la perdición, pero nadie pudo adivinar que cargaría ambas como una misma corona.

Nació con una belleza única, en una caserío donde la riqueza sabe a campo, donde los potreros olían a barro fresco y las noches eran pobladas por grillos y apariciones. Allí, entre gallinas y rezos de abuelas, aprendió a caminar bajo la tutela de una Virgen sin nombre, con dos trenzas negras como raíces que se agitaban en sus sueños. Aquella visión, que para otros habría sido un juego infantil, para Amanda fue la primera señal de un destino insólito: ser al mismo tiempo santa y pecadora, víctima y altar.

A los cinco años ya lloraba por misterios que nadie podía explicarse. A los siete, deliraba en fiebre llamando a una mujer invisible. A los diez, había sostenido la mano de un moribundo que juró respirar mejor antes de entregarse a la muerte. Y a partir de entonces, la gente empezó a decir que la niña cargaba un don, aunque ni ella ni nadie supieran si era bendición o condena.

Esta es la historia de Amanda, que en las noches ardía bajo el nombre de Sharike, intocable para todos menos para los elegidos, y que en los días se convirtió en la Virgen de las Trenzas, madre de los pobres, protectora de los desposeídos, dueña de un altar nacido de la miseria. La historia de una mujer que convirtió la desgracia en santuario, y que sin proponérselo levantó una iglesia en la conciencia de un pueblo que la siguió con fe ciega.

Porque a veces, en la línea invisible entre lo divino y lo humano, basta con una niña y una estampita para fundar una religión.